Benjamin Radford creció entre relatos sobre este ser aparentemente sobrenatural y, como miembro del Comité para la Investigación Escéptica, de EEUU, decidió hacer un trabajo recopilatorio para determinar la veracidad de su existencia.
De su investigación se desprende que la primera persona que aseguró haberlo visto fue Madeylen Tolentino, de Canóvanas, Puerto Rico, en 1995.
En su descripción era un “un ser terrorífico, parecido a un extraterrestre”. Lo figuraban como una criatura bípeda, de entre 1,20 y 1,50 metros de alto, con grandes ojos, garras y púas a lo largo de su espalda. Con el tiempo, algunos pudieron ser cazados o fueron encontrados muertos. Radford recolectó muestras de ADN de 12 cadáveres, que aparecieron en el estado de Texas y otras zonas de EEUU. Los estudios fueron lapidarios con la leyenda: los cuerpos pertenecían a perros, coyotes o mapaches, e incluso uno era un pescado.
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