Cientos de personas avistaron perplejas un objeto volante sobre el que el sol proyectaba un gran
reflejo. El susto fue mayúsculo en muchos territorios del norte del país. No había explicación. Era el
2 de diciembre de 1994. Tanta fue la expectación y la rumorología que se extendió por esta parte
de la península que el Ministerio de Defensa tuvo que dar explicaciones públicas. El «objeto
luminoso», que ya había alcanzado popularmente el grado de ovni, no era otra cosa que un globo
estratosférico lanzado desde el aeródromo militar de La Virgen del Camino por los técnicos del
Instituto Nacional de Técnica Aerospacial (Inta). La nave tenía un diámetro de 65 metros —Bloon
tiene exactamente el doble de tamaño— y alcanzó una altura de 35 kilómetros. Pasó por Bilbao y
después por San Sebastián. El vuelo duró seis horas y el aterrizaje se hizo en las inmediaciones de
Pau (Francia).
Ese trayecto fue suficiente para despertar una alarma desproporcionada sobre el
fenómeno que se había repetido anteriormente y, por supuesto, tiempo después.
Un año después, en el mes de noviembre, —cabe recordar que las campañas de vuelo se suelen
realizar en los meses de marzo y en noviembre— nuevas confusiones volvieron a desatar la
alarma. El efecto óptico provocado por el reflejo del sol o por la iluminación urbana sobre otro
globo lanzado desde La Virgen del Camino levantó gran expectación en la comarca del Alto
Aragón y en Navarra, donde también creyeron que se trataba de ovnis, tal y como recogió este
periódico. Navarros y aragoneses colapsaron las centralitas de los entonces gobiernos civiles y del
Planetario de Pamplona.
La preocupación era lógica, puesto que helicópteros de la Guardia Civil y
del Inta escoltaban el itinerario del globos sin aviso previo.
Así hasta en 26 ocasiones. Los lanzamientos tenían lugar en los amplios espacios abiertos junto a
la pista principal de la estación aérea, sobrevolando casi siempre varias provincias del noroeste y
siendo recuperados después de seis o siete horas de vuelo a nivel. La información a la que ha
tenido acceso este periódico, también revela que a partir del año 94, el convenio para las
operaciones con globos estratosféricos se amplió para que se pudieran realizar campañas de
lanzamiento de balones franceses portando diversos experimentos desde allí.
Durante la vigencia del convenio hasta el año 99 se lanzaron 26 balones, algunos de ellos de casi
100.000 metros cúbicos de volumen. Durante dichos vuelos, fue posible incluir cargas útiles
españolas, tal y como ocurrió con el espectrómetro Assos, desarrollado enteramente por Inta y
transportado a bordo de uno de estos ingenios en 1998. Desde entonces, la base militar no había
vuelto a ser utilizada para este tipo de experimentos. Los permisos conseguidos ahora por
Zero2infinity son los primeros asignados a una empresa privada.
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