El Instituto Científico SETI de EEUU aclaró que los alienígenas no están interesados en utilizar
a los humanos como alimento ni en esclavizarlos. Sus investigadores pidieron a cineastas y
escritores que rompan con ese paradigma
Las megas producciones de Hollywood y los best seller de ciencia ficción encontraron un
enemigo. No se trata de esos seres de otro universo que llegan a nuestro planeta sedientos de
carne humana o con planes de controlar la Tierra a fuerza de armas avanzadas y tecnología
desconocida.
Por el contrario, sus rivales son mucho más ordinarios que los personajes nacidos de la
imaginación: los científicos del instituto SETI (Search for Extra Terrestrial Intelligent) quienes
iniciaron una campaña para poner fin al mito de los extraterrestres violentos.
Según la ex directora de la organización, Jill Tarter, los alienígenas no está interesados en contar
con la raza humana como fuente de alimento ni en esclavizarnos.
En un comunicado de prensa, que anuncia un nuevo evento del SETI en California entre el 22 y el
24 de junio, la organización que quejó con la versión que cineastas, escritores y hasta el
reconocido astrofísico Stephen Hawking dan sobre estos seres desconocidos.
"A menudo, los extraterrestres de la ciencia ficción dicen más sobre nosotros que sobre sí
mismos", señaló la ex directora de la institución, Jill Tarter.
"Aunque Sir Stephen Hawking declaró que podrían conquistar o colonizar la Tierra, con todo
respeto, yo no estoy de acuerdo. Si lograran visitarnos esto significaría que tendrían una
capacidad tecnológica lo suficientemente sofisticada como para no necesitar esclavos ni
alimentos en otros planetas", afirmó. "Si los extraterrestres vinieran aquí sería simplemente para
explorar", agregó.
Tarter también se refirió a la importancia que se le otorga en los relatos a la idea de que hay vida
fuera de nuestro planeta. "Teniendo en cuenta la edad del universo, probablemente tampoco sería
el primer encuentro extraterrestre.
Debemos mirar películas como "Hombres de Negro III",
"Prometheus" y "Battleship" como entretenimiento y metáfora de nuestros propios miedos",
señaló.
La investigadora, de 68 años, anunció recientemente su renuncia como directora del SETI con el
fin de centrarse en la financiación del Instituto, que se está ejecutando actualmente sólo en
donaciones privadas.
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