Espías iban a colocar los dulces en la mesa del comedor que sir
Winston utilizaba como Gabinete de Guerra. Siete segundos
después de partir la onza, la explosión habría sido mortal a varios
metros de distancia
Como no podían acabar por las bravas, ni a tiros, con la mejor cabeza que ha tenido -y tendrá-
Europa en toda su historia, los nazis quisieron matar a sir Winston Churchill como dulce para
chocolate. Según publica The Telegraph, diversos documentos históricos han revelado un complot
amasado largo tiempo por los nazis para asesinar al gran estadista británico con barritas
explosivas -nada nutritivas- recubiertas de chocolate.
Los enemigos de Churchill sabían de la proverbial afición de sir Winston a endulzar sus reuniones en
el comedor que utilizaba como Gabinete de Guerra durante la Segunda Guerra Mundial. Allí nunca
faltaba el chocolate negro, que le gustaba paladear al primer ministro británico. Hitler no podía ver ni
en pintura a Churchill, por lo cual decidió darle un nuevo significado al postre «muerte por chocolate».
Así, el genocida aleccionó a agentes secretos nazis para que recubrieran los chocolates preferidos
por Churchill con una fina capa negra y dentro colocaran artefactos explosivos letales que podrían
acabar con la vida de toda persona que estuviera a varios metros de distancia. Luego, envolverían los
dulces con una etiqueta en papel negro y oro, y los colocarían discretamente en la mesa del comedor
de Churchill.
La pericia de Lord Rothschild
Todo lo tenía planeado a la perfección Hitler, pero no contaba con la pericia y buen hacer de los
espías británicos. Uno de ellos se olió la tostada de chocolate, y avisó a uno de sus jefes del MI5, el
de más alto rango, Victor Rothschild, sobre el complot nazi para acabar con Churchill.
Lord Rothschild, un científico en tiempo de paz, así como un miembro clave de la familia de banqueros
Rothschild, escribió inmediatamente una carta a un talentoso ilustrador adscrito a su unidad
pidiéndole que dibujara en imágenes -a tamaño póster- el chocolate en cuestión para saber a qué
enemigo se enfrentaban.
Rothschild envió su misiva al artista Laurence Fish, con fecha 4 de mayo de 1943; la escribió en su
búnker secreto en Parliament Street, Londres. Marcada como «alto secreto», la carta señala:
«Estimado señor Fish, me pregunto si usted podría hacer un dibujo para mí de una losa de explosivo
de chocolate. Hemos recibido información de que el enemigo está utilizando losas de libras de
chocolate, que son de acero con una cubierta muy fina de chocolate real. En el interior hay explosivos
de alto poder y algún tipo de mecanismo de retardo ... Cuando se rompe un trozo de chocolate en un
extremo de la forma habitual, un trozo de tela se pone de manifiesto pegado al centro de la pieza y
suena un tictac en mitad del resto de la losa».
En la carta, Rosthschild le detalla al señor Fish cómo funciona el mecanismo explosivo, que se
activaría cuando la pieza de chocolate se resquebrajara abruptamente, lo que también tiraría de una
lona. La explosición se hubiera producido siete segundos después de romper la onza de chocolate.
Todos estos datos han sido descubiertos por la viuda del señor Fish, la periodista Jean Bray,
mientras ordenaba sus bienes después de la muerte del artista a la edad de 89 años, en 2009
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