En el tema de los encuentros cercanos del tercer tipo, pueden enumerarse casos
absolutamente desconcertantes protagonizados por individuos anónimos, personas que dicen
y aseguran haber tenido un contacto cercano con ovnis aterrizados y/o con sus ocupantes.
Pero cuando de repente en septiembre de 1994 se conoció la noticia de que en un colegio de
Ruwa, Zimbabwe, en el corazón de África, 62 niños de una escuela llamada Ariel aseguraron
haber visto a dos extraños seres con los ojos grandes y negros, tez pálida y un metro de altura,
merodeando cerca de un gran objeto que había aterrizado en una zona arbolada cercana a
100 metros al colegio, la comunidad ufológica se estremeció. ¿Como podían mentir al unísono
62 niños a la vez en un tema tan bizarro? Los dibujos que realizaron a posteriori para el
investigadores John Mack y los testimonios que dejaron grabados en entrevistas posteriores,
sin duda posicionan en un lugar difícil de asimilar como seres humanos.
En primer lugar, es importante
evaluar el hecho de que 62 niños
diferentes, bien formados y lo que
es más importante, aislados en un
punto del planeta donde Internet
prácticamente brillaba por su
ausencia en 1994, y con unos
limitadísimos accesos a la
televisión, salgan corriendo en
medio del recreo hacia su maestra
para decirle con excitación lo que
les acababa de pasar. "Cosas de niños", pensó la mujer que sorprendentemente se quedó en la
cantina donde estaba desayunando y no prestó mucha atención a lo que los niños la decían. El
caso quedó ahí como una mera anécdota. Pero algunos de los niños, los que más cerca
pudieron experimentar el evento, mostraban a las pocas horas síntomas de stress posttraumático.
Los investigadores John E. Mack y Dominique Calimanopoulos realizaron varias entrevistas a
diferentes niños (de edades comprendidas entre los 10 y los 11 años) con resultados
sorprendentes. Ahí está la clave del caso. Algunos de los niños expusieron que vieron varios
objetos "flotando" en el cielo, apareciendo y despareciendo en las proximidades del colegio,
hasta que uno de estos objetos finalmente aterrizó muy cerca del establecimiento. De allí,
aparecieron dos seres en las inmediaciones del mismo.
Los seres que pintaban varios niños eran los
típicos que la ufología clásica ha clasificado
como "grises". Una de los niñas vio claramente
que el ser estaba saliendo de la cúpula de un
objeto discoidal, pero lo que más llama la
atención de su testimonio es la conexión
mental que al parecer el ser estableció con la
muchacha. En su dibujo en una pizarra, la niña
expone un objeto con dos patas de aterrizaje y
ventanillas, muy parecido en su aspecto a las fotografías de ovnis de los años 70, de los
Estados Unidos. Destaca también el detalle de los ojos, almendrados, desproporcionados con
respecto a su cabeza, sin duda el detalle que más importancia tiene en su dibujo, y el hecho
que más le impactó.
Sin duda, sorprende la seguridad de los niños al asegurar lo que vieron y el miedo que les
producía la visión de aquellos ojos. La niña aseguraba haber visto varias visiones tras el suceso,
visiones apocalípticas que supuestamente el ser le habría hecho ver por el continuo deterioro
ambiental del planeta Tierra. Ideas que por sí solas no había tenido antes del incidente y que
aparecieron en su cabeza tras el encuentro, en su casa.
Otro de los niños afinó un poco
más la figura del objeto volador no
identificado, aplanando mucho mas
el objeto y delimitando las
ventanillas a simples agujeros, sin
especificar el tamaño del mismo.
Mientras otro de sus compañeros
dibuja un ser con un cráneo
alargado, al que le dibuja unos
gigantescos ojos negros. Hay un
detalle bastante interesante, porque en la parte central de los mismos deja un espacio en
blanco, lo que podría siginificar un brillo materializado en una estructura ovalada y curva. Esta
teoría sobre el brillo que exponemos aquí enlazaría bastante con otra teoría ufológica que
expone que realmente esos ojos negros son protecciones de estos seres ante la radiación
solar de nuestro planeta.
Los niños pertenecían a una escuela de educación secundaria y hablaban perfectamente, su
desarrollo cognitivo era normal para su edad y no habían podido ser "contaminados" por las
informaciones referentes a avistamientos en otra parte de Zimbabwe los días anteriores al
encuentro ya que esa información estaba en círculos muy reducidos de investigadores
africanos. Llama la atención la seguridad de los niños al comentar el incidente y el miedo que les
produjo ver a los dos seres e incluso el sonido que se escuchó en el aire antes de que uno de
los objetos aterrizara.
Durante una de las entrevistas
otorgadas, una de las niñas hace el
gesto de la forma de los ojos como
si fueran alargados, muy grandes y
hacia arriba, acabando en punta en
la sien. Lo hace dos veces,
recordando el momento exacto en
el que le ocurrió aquella visión. La
segunda vez reafirma la primera. La
niña muestra serenidad y
tranquilidad ante aquel recuerdo,
pero también asegura que le dio miedo aquello. " The eyes look evil", dice la niña, que traducido
al español, sería literalmente "los ojos parecían malvados, diabólicos". El investigador John
Mack sigue indagando con sumo cuidado y delicadeza para preguntar por qué a aquella niña le
había parecido malvada aquella mirada. La niña asegura después que aquel ser se la quedó
mirando fijamente y que la impresión que tuvo fue que el ser quería que se fuese con él.
El absurdo del encuentro del tercer tipo que protagonizaron estos niños se englobaría como
un experimento por parte de estos seres buscando conocer unas reacciones en seres
humanos puros, no contaminados de la sociedad occidental. Resulta curioso que en los
reportajes generalmente aparezcan 4 de los 62 niños que fueron los que mejor supieron
exponer lo que vieron, o los que más cerca estaban del evento y pudieron vivirlo mejor. Pero es
curioso que la niña de la pizarra asegurase haber visto visiones apocalípticas, ya que no sería
la primera vez que ocurre. (Especial )
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