domingo, 17 de marzo de 2013

Más de 60 niños tuvieron encuentros del tercer tipo en una escuela de África

En el tema de los encuentros cercanos del tercer tipo, pueden enumerarse casos absolutamente desconcertantes protagonizados por individuos anónimos, personas que dicen y aseguran haber tenido un contacto cercano con ovnis aterrizados y/o con sus ocupantes. Pero cuando de repente en septiembre de 1994 se conoció la noticia de que en un colegio de Ruwa, Zimbabwe, en el corazón de África, 62 niños de una escuela llamada Ariel aseguraron haber visto a dos extraños seres con los ojos grandes y negros, tez pálida y un metro de altura, merodeando cerca de un gran objeto que había aterrizado en una zona arbolada cercana a 100 metros al colegio, la comunidad ufológica se estremeció. ¿Como podían mentir al unísono 62 niños a la vez en un tema tan bizarro? Los dibujos que realizaron a posteriori para el investigadores John Mack y los testimonios que dejaron grabados en entrevistas posteriores, sin duda posicionan en un lugar difícil de asimilar como seres humanos. En primer lugar, es importante evaluar el hecho de que 62 niños diferentes, bien formados y lo que es más importante, aislados en un punto del planeta donde Internet prácticamente brillaba por su ausencia en 1994, y con unos limitadísimos accesos a la televisión, salgan corriendo en medio del recreo hacia su maestra para decirle con excitación lo que les acababa de pasar. "Cosas de niños", pensó la mujer que sorprendentemente se quedó en la cantina donde estaba desayunando y no prestó mucha atención a lo que los niños la decían. El caso quedó ahí como una mera anécdota. Pero algunos de los niños, los que más cerca pudieron experimentar el evento, mostraban a las pocas horas síntomas de stress posttraumático. Los investigadores John E. Mack y Dominique Calimanopoulos realizaron varias entrevistas a diferentes niños (de edades comprendidas entre los 10 y los 11 años) con resultados sorprendentes. Ahí está la clave del caso. Algunos de los niños expusieron que vieron varios objetos "flotando" en el cielo, apareciendo y despareciendo en las proximidades del colegio, hasta que uno de estos objetos finalmente aterrizó muy cerca del establecimiento. De allí, aparecieron dos seres en las inmediaciones del mismo. Los seres que pintaban varios niños eran los típicos que la ufología clásica ha clasificado como "grises". Una de los niñas vio claramente que el ser estaba saliendo de la cúpula de un objeto discoidal, pero lo que más llama la atención de su testimonio es la conexión mental que al parecer el ser estableció con la muchacha. En su dibujo en una pizarra, la niña expone un objeto con dos patas de aterrizaje y ventanillas, muy parecido en su aspecto a las fotografías de ovnis de los años 70, de los Estados Unidos. Destaca también el detalle de los ojos, almendrados, desproporcionados con respecto a su cabeza, sin duda el detalle que más importancia tiene en su dibujo, y el hecho que más le impactó. Sin duda, sorprende la seguridad de los niños al asegurar lo que vieron y el miedo que les producía la visión de aquellos ojos. La niña aseguraba haber visto varias visiones tras el suceso, visiones apocalípticas que supuestamente el ser le habría hecho ver por el continuo deterioro ambiental del planeta Tierra. Ideas que por sí solas no había tenido antes del incidente y que aparecieron en su cabeza tras el encuentro, en su casa. Otro de los niños afinó un poco más la figura del objeto volador no identificado, aplanando mucho mas el objeto y delimitando las ventanillas a simples agujeros, sin especificar el tamaño del mismo. Mientras otro de sus compañeros dibuja un ser con un cráneo alargado, al que le dibuja unos gigantescos ojos negros. Hay un detalle bastante interesante, porque en la parte central de los mismos deja un espacio en blanco, lo que podría siginificar un brillo materializado en una estructura ovalada y curva. Esta teoría sobre el brillo que exponemos aquí enlazaría bastante con otra teoría ufológica que expone que realmente esos ojos negros son protecciones de estos seres ante la radiación solar de nuestro planeta. Los niños pertenecían a una escuela de educación secundaria y hablaban perfectamente, su desarrollo cognitivo era normal para su edad y no habían podido ser "contaminados" por las informaciones referentes a avistamientos en otra parte de Zimbabwe los días anteriores al encuentro ya que esa información estaba en círculos muy reducidos de investigadores africanos. Llama la atención la seguridad de los niños al comentar el incidente y el miedo que les produjo ver a los dos seres e incluso el sonido que se escuchó en el aire antes de que uno de los objetos aterrizara. Durante una de las entrevistas otorgadas, una de las niñas hace el gesto de la forma de los ojos como si fueran alargados, muy grandes y hacia arriba, acabando en punta en la sien. Lo hace dos veces, recordando el momento exacto en el que le ocurrió aquella visión. La segunda vez reafirma la primera. La niña muestra serenidad y tranquilidad ante aquel recuerdo, pero también asegura que le dio miedo aquello. " The eyes look evil", dice la niña, que traducido al español, sería literalmente "los ojos parecían malvados, diabólicos". El investigador John Mack sigue indagando con sumo cuidado y delicadeza para preguntar por qué a aquella niña le había parecido malvada aquella mirada. La niña asegura después que aquel ser se la quedó mirando fijamente y que la impresión que tuvo fue que el ser quería que se fuese con él. El absurdo del encuentro del tercer tipo que protagonizaron estos niños se englobaría como un experimento por parte de estos seres buscando conocer unas reacciones en seres humanos puros, no contaminados de la sociedad occidental. Resulta curioso que en los reportajes generalmente aparezcan 4 de los 62 niños que fueron los que mejor supieron exponer lo que vieron, o los que más cerca estaban del evento y pudieron vivirlo mejor. Pero es curioso que la niña de la pizarra asegurase haber visto visiones apocalípticas, ya que no sería la primera vez que ocurre. (Especial )

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