Las frecuentes extorsiones de los corruptos policías de tráfico, el nefasto comportamiento al volante de los altos cargos y los sucios manejos de los timadores para sacar dinero al conductor incauto han obligado a los automovilistas rusos a tomar precauciones. La grabación ininterrumpida por una cámara de seguridad instalada en el cristal delantero del coche de todo lo que pasa en la calzada constituye la mejor prueba en caso de accidente y sirve además para demostrar la comisión de posibles delitos.
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